El pasado 12 de septiembre, Netflix nos sorprendió con su nueva serie de estreno: Squid Game. Este drama proveniente de Corea del Sur volvió a romper fronteras en las producciones internacionales, incluso fue traducida en alemán, inglés, español y francés.
La peculiar trama estuvo escrita y dirigida a cargo de Hwang Dong-hyuk quien reveló que la historia de nueve episodios demoró 10 años en planearse debido a la irreverente trama y la complicada tarea de sumar personas al proyecto.
Dentro de su premisa, Squid Game gira en torno a los 456 participantes de una misteriosa y sanguinaria competencia con la oferta de un gran premio que cambiaría la vida de alguno de los protagonistas; un juego de vida o muerte donde el victorioso recibirá una gran recompensa y el eliminado perderá la vida.
Gi-hun es un hombre desempleado y divorciado cuyo futuro es incierto, adicto a los juegos de azar y cuya desafortunada crisis económica lo hace candidato para participar en una competencia que consiste en seis juegos infantiles que se jugarán en seis días. Todo comienza tras su encuentro con un misterioso hombre, interpretado por la estrella coreana Gong Yoo, quien le promete una gran recompensa por su participación.
La cruda realidad de los personajes respecto a sus situaciones personales y financieras provoca una ruptura en la personalidad y humanidad de los competidores tras darse cuenta de la realidad de los juegos y como su participación no es nada inocente sino verdaderos retos de vida o muerte.
Dentro de sus aciertos, el soundtrack que acompaña la historia son en su mayoría las canciones infantiles más populares en Corea del sur entre las décadas de los 70s y 90s. El ambiente que generan estas canciones dentro de la serie es perturbador dentro de las escenas más violentas que logran impactar al espectador.
La presencia de violencia casi explícita, el suspenso y ligeros toques de comedia que tienden a ser representativos de las producciones surcoreanas, hacen que Squid Game logre engancharnos e identificarnos con el desarrollo de los personajes principales. El ritmo de la serie es constante y digerible, logrando manejar bien el suspenso a lo largo de cada capítulo.
Si bien, es una gran apuesta por parte de Netflix, Squid Game no es una producción para todos los gustos. Indudablemente es una serie con una trama bien desarrollada donde las situaciones y los personajes logran identificarse con el público; la serie desde un principio genera expectativas altas gracias a la trama, la producción y los personajes.
Sin duda Squid Game es una serie adictiva que vale la pena y querrás ver de una sentada, el territorio en el que se desenvuelve la serie: los juegos a muerte, la pérdida de la humanidad y la contraposición de ricos y pobres, ya han sido explorados por diversas producciones internacionales. Sin embargo, lo que aparta Squid Game es la forma novedosa en la que nos mantiene al margen con la cantidad correcta de suspenso en situaciones realistas y las cuales nos permiten simpatizar con los protagonistas; presentándonos un drama donde el morbo pasa a segundo plano.