Para hablar de represión y de libertad en el cine, se presentó la Master Class Plática de vida con Luis Argueta en la Sala 2 del Conjunto Santander en la edición 36 del festival de Cine en Guadalajara.
¿Cómo hacer cine en Guatemala? Esa fue la pregunta que se cuestionó Luis Argueta, productor y director de cine guatemalteco, quien a sus 74 años a través de filmes presenta la historia detrás del telón, detrás de la impunidad y los estigmas de ser una persona migrante.
Tras venir de un contexto socio político donde en su país, el callar es método de sobrevivencia, Argueta platicó el cómo es ser un niño que se le restringía hablar sobre los problemas, que plantó la semilla de la inquietud de lo prohibido y misterioso, y finalizó como el uso de fortaleza para florecer en sus grabaciones.
“Era una realidad que no se podía hablar o cuestionar, las circunstancias del toque de queda, problemas políticos y guerras nos tenían así, físicamente me creó la dificultad de respirar. Cada miércoles me escapaba de la escuela para ir al cine, ahí era donde respiraba, confesó Luis.
Después de atravesar los primeros años de su vida en su país natal, tuvo la oportunidad de estudiar ingeniería en Estados Unidos, espacio que le demostró otra cara de la moneda del cine, donde aprendió cómo hacerlo y evolucionarlo.
Sin embargo, no se esperaba el cambio repentino que causó el cine en su vida, de cursar ingeniería a cinematografía y posteriormente, literatura.
Fue en 1977 que se publicó el documental “El Costo del Algodón”, premisa que inició su trayectoria al documentar la realidad que viven los migrantes. Filme que hizo que no pudiera regresar a Guatemala durante mucho tiempo.
“En ese rodaje por primera vez me encontré con migrantes y 30 años después son personas que hoy en día me acompañan”, contó el cineasta guatemalteco.
Confirmando que lo que le sorprendió era cómo los migrantes se veían orillados a trabajar en un estado inhumano, donde la frase “De algo a nada, hay mucha diferencia”, pre nombró lo que sería su acompañamiento de hoy en día.
Y como dicen “lo demás resto es historia”. Gracias a la creación de “El Costo de Algodón” fue interiorizando el cómo es ser migrante, los prejuicios que se tenía y con ese enfoque, se motivó para originar “Silencio de Neto”, “Abrazos”, entre otros documentales.
“A lo largo del tiempo no conocí indocumentados, sino hombres, mujeres y niños que tienen historias por contar”.
Gracias a las creaciones de Luis y otros referentes guatemaltecos, hoy en día existe una asociación llamada AGACINE, la cual desde 2007 motiva a crear un instituto y ley que apoye e impulse el arte del cine.