En el tumultuoso mar de la música, donde las olas de la creatividad chocan contra las rocas de la convención, emerge “Primitivo (Lado B)”, el último grito del artista peruano Gerikö. Este no es un simple álbum; es un manifiesto, una declaración de independencia de un artista que se niega a ser encasillado.
Gerikö, en su estudio personal, ese templo de la autenticidad ubicado en el segundo piso de su departamento, ha destilado la esencia de años de evolución musical. Desde 2016 hasta 2022, ha compuesto y producido, iniciando la producción en marzo de 2023, en un acto de rebeldía contra la producción en masa.
¿Influencias? Sí, las hay. Desde Charly García y Spinetta hasta la música japonesa de los 70’s y el folklore latinoamericano, pero no como meras referencias, sino como ladrillos para construir su propio santuario sonoro. “Primitivo” es un diálogo con su yo adolescente, una introspección que desafía al tiempo y al espacio.
El “Primitivo (Lado A)” fue un preludio, una promesa de esperanza. Pero el “Lado B” es la realidad, la aceptación de la nostalgia, la reflexión y la oscuridad que nos acecha en la noche. Con un sonido lo-fi, Gerikö nos invita a un rincón más íntimo de su universo, una experiencia auditiva que es tanto personal como universal.
La portada, oh, la portada. Un contraste del “Lado A”, con el mismo personaje sumergido en la noche. Nicolás Guerra García y Geriko Vega han capturado la dualidad del álbum con una técnica primitivista que es tan cruda como refinada.
“Primitivo (Lado B)” no es solo un álbum, es un viaje, es Gerikö desnudando su alma, mostrándonos que la música no es solo sonido, sino vida. Y en este viaje, nos muestra que la versatilidad no es una opción, es una necesidad. Este álbum no solo cautivará, sino que dejará una marca indeleble en la escena musical, al igual que Lester Bangs dejó su marca en el periodismo musical.
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