En tan solo tres días un verano de 1969 se llevó a cabo la congregación hippie más importante en la música hasta hoy, esto fue lo que ocurrió aquel agosto en el Festival de Música y Arte de Woodstock.
Desde el 15 hasta la madrugada del 18 de agosto del ’69 se reunieron alrededor de 500,000 personas en Bethel, Nueva York que, pagando $18 USD disfrutaron de sus artistas favoritos al aire libre y en un ambiente lleno de «paz y amor». Alrededor de 32 grandes artistas participaron en este evento marcado por la filosofía hippie, al igual que el descontrolado consumo de drogas y alcohol. Entre los más destacados encontramos a Joan Baez, Santana, Incredible String Band, Canned Heat, Grateful Dead, Creedence Clearwater Revival, Janis Joplin, Sly &The Family Stone, The Who, Jefferson Airplane, Joe Cocker, Ten Years After, The Band, Johnny Winter, Blood, Sweat & Tears, Crosby, Still, Nash & Young y, por supuesto, Jimi Hendrix.
Una generación en contra de la guerra
Woodstock se convirtió en un símbolo de paz para todos los jóvenes que se encontraban en contra de la Guerra de Vietnam, pregonando el amor y paz, al igual que mostrando su rechazo hacia el sistema a través de la música.
Un momento icónico fue Jimi Hendrix tocando el himno nacional de Estados Unidos en un solo de guitarra como signo de protesta hacia el gobierno. Sus ideales eran el pacifismo, la vida en comunas, el amor libre, el ecologismo, y una vida llena de amor a la música y el arte.
Sin dudas Woodstock marcó una era nueva para los festivales de música y ninguna otra edición o evento de su misma naturaleza, ha logrado igualar lo que se vivió en aquellos 3 salvajes días.
Recordada por el desastre y el caos
Aunque los organizadores hubieran vendido oficialmente 200,000 entradas, esto no detuvo a que muchísima más gente se uniera al festival trayendo con ellos un reverendo caos que desató un sinfín de conductas salvajes para la época.
Escasez de comida, bloqueos de entrada a más gente, venta ilícita de drogas y otras sustancias, sexo descontrolado, etc. Se dice incluso que algunos asistentes lograron acceder al festival por medio de helicóptero creando una pista de aterrizaje improvisada. Sin mencionar las lluvias que dejaban a todo mundo cubiertos de barro.
Pero esto no detuvo el espíritu hippie del evento. Todo siguió fluyendo de manera natural y todos los espectadores acabaron fascinados con la experiencia que describirían como «una vez en la vida» («once in a lifetime«).
Festival sin comparación
Después del éxito de su primera edición, Woodstock siguió realizándose cada año desde entonces pero ninguna llegando a igualar la magnitud de la original.
Diferentes festivales han tomado lugar en nombre de Woodstock aunque no en el lugar de la edición original, y es que, por motivos sociales y políticos sería extremadamente raro que actos como los que se llevaron a cabo en la versión de 1969 pudiera tomar lugar sin repercusiones legales.
No cabe duda que los tiempos cambian y la música evoluciona también, entonces de Woodstock aprendemos que la música es para sentirse de una manera libre, pero sobre todo, que es el medio para unir a las personas por algo bueno.