Durante esta entrevista con Black Midi platicamos con Morgan Simpson, baterista de la banda, sobre su nuevo disco HellFire.
La noche previa a nuestra entrevista, Black Midi se presentó en Central Park, Nueva York, y Morgan lo describe como uno de los mejores conciertos que ha tenido y uno de los mejores días de su vida también. “Se trata de Central Park ¿sabes? Y se sintió muy similar a un show que hicimos en Londres hace algunas semanas. Fue nuestro show más grande en esa ciudad hasta el momento, y todos nuestros amigos, nuestra familia y disquera estaban ahí; todas las personas que amamos se la pasaron increíble.”
Inicios complejos
Aunque Black Midi tiene un estilo musical muy particular, alejado de lo que sería normal en las listas más populares con su estridencia y teatralidad, han sorprendido gratamente y se han vuelto una banda con no solo un futuro brillante, sino una base de fans alrededor del mundo muy fiel.
Morgan no está seguro de a qué se debe esto, sin embargo menciona que “cuando empezamos a tocar seriamente en el 2017, muchas de nuestras canciones duraban casi 20 minutos, y nos dirigimos hacia ese estilo duro. Y después los años pasaron y decidimos condensar todo y hacer cosas que hicieran sentir al público lo que otras influencias nos hacían sentir a nosotros pero ahora en canciones de cuatro o cinco minutos.” A partir de ahí se enfocaron en crear algo tan especial como ellos pero con un toque comercial que alcance a las personas indicadas.
“No se trata de tener complejidad solo porque sí, ya sea una armonía compleja o acordes y ritmos, es algo que sale naturalmente de nosotros, pero tiene que tener algo a lo que te puedas aferrar.” En este punto Morgan menciona a figuras tan importantes como Michael Jackson, Prince o Stevie Wonder siguen siendo personajes importantes para la cultura y la música y puedes escucharlos por horas, “pero cuando desmenuzas su música, te das cuenta de que hay mucha complejidad al fondo”. No por compararse con ellos, solo para mencionar la importancia que hay en encontrar un punto medio entre la complejidad y la simpleza para llegar a quienes quieres llegar.
Platicando con Morgan, nos dimos cuenta de un fenómeno muy peculiar, que es el de ser una banda con un concepto muy específico que pareciera ser hecho para un pequeño nicho, que sin embargo, y como pasó con King Gizzard & The Lizard Wizard, se volvió un nicho mucho más grande de lo planeado y llegó hasta personas que nunca te lo esperarías. Y por cierto, Black Midi se unirá al tour de King Gizzard & The Lizard Wizard más adelante este año, siendo, a mi parecer, una de las duplas más interesantes, experimentales y sensacionales que podría imaginar.
Hellfire
Es fácil encontrar la complejidad en la música de Black Midi, una complejidad positiva que hace que su música te enganche y quieras seguir escuchando porque no estás segura de qué te vas a encontrar, y lo podemos entender muy bien gracias a su más reciente disco Hellfire.
Este tercer álbum es un acercamiento mucho más profundo a las mentes detrás de Black Midi, y se envuelven en un aura de storytelling que llevan perfeccionando desde Schlagenheinm y que, para Hellfire, lograron cosas asombrosas. Las canciones están repletas de personajes “cabrones” e historias bizarras, nacidas de un hecho real pero exageradas e ideales para el infierno.
Estas historias fueron escritas por Geordie en su mayoría acompañado por Cameron; Morgan por el contrario, no estuvo envuelto en el proceso creativo de escritura, pero sí de composición, haciendo que su primer acercamiento con las historias fuera para crear el ambiente en donde existirían. Nos explica que notó rápidamente cómo Geordie y Cameron exploraron aún más la tierra del storytelling de lo que habían llegado en los dos discos pasados, haciendo las historias abundantemente más claras. “No quiero hablar por Geordie, pero creo que tomó la decisión de hacer todo más entendible y sin lugar para una interpretación distinta; lo que hay es lo que es.”
A lo largo de la carrera de Black Midi, han habido cambios y arreglos a su forma de trabajo. El primer disco estuvo mucho más orientado a la improvisación en términos de escribir y crear canciones. Cavalcade fue un poco distinto, aunque muchas canciones se crearon con todos los miembros de la banda juntos, hubo algunas otras que fueron creadas por una sola persona y luego presentadas al resto. Ahora para Hellfire, se mantuvo un poco esa forma; las canciones escritas por Geordie llegaban después al estudio y una vez ahí, todos empezaban a tocar, a improvisar un poco la música a partir de las historias “y de pronto teníamos la misma idea al mismo tiempo, y colectivamente comenzamos a pintar las canciones como lo sentíamos. No creo que sea una coincidencia que las canciones que hicimos de esta manera sean las que son mejor recibidas por los fans.”
Y sin duda eso dice mucho acerca de la banda y de cómo el juntar sus mentes crea más que simples canciones. Hellfire fue escrito mientras la banda se mantenía en aislamiento en Londres, con la única misión de hacer algo divertido para ellos. Su dominio técnico y su habilidad musical pueden verse socavados debido a la pesadez y complejidad de los sonidos, realmente no para todos los oídos, pero hecho para aquellos que no tienen ni una gota de miedo por el rock progresivo.
Black Midi seguirá dando de qué hablar, Hellfire es -probablemente- su mejor trabajo hasta ahora; más completo, redondo y complejo, pero es solo un paso más en su carrera, aún les queda mucho por experimentar. Por ahora, Black Midi se presentará en el Festival Corona Capital en noviembre y les animo a verlos si tienen la suerte de tener boletos para el sábado. Una cosa es escuchar su álbum digitalmente, pero verlos en vivo es donde entendemos de dónde viene toda la emoción.