Reseña The shining | El resplandor (1980)

Comencemos diciendo esto: The shining si, es una película navideña.

Independientemente de cuántas veces haya visto The Shining, nunca pierde esa abrumadora sensación de temor.

Tan pronto como Jack Torrance está en el encuadre, esa sensación incómoda toma el control. Siento que me gustaría poder advertir a todos los otros personajes de la película que caminen sobre cáscaras de huevo, ¡no lo molesten! ¡Quizás no deberías hablar con él ahora mismo! ¿No puedes verlo? ¡Solo déjalo solo! Nunca ha habido otro personaje que me haya causado tanta ansiedad.

A medida que envejezco, lo que me asusta en The Shining cambia. Cuando era niño, Danny en bicicleta por el hotel vacío solía temerle al borde, sabiendo exactamente lo que vendría en cada vuelta. Las hermanas, habitación 237, las malditas puertas del ascensor, ninguna cantidad de relojes podría disminuir ese miedo. ¿Ahora? Creo que es el miedo a perder el control. Lo imprevisible de la mente que envejece. ¿Seré tan rápido como para perder la calma cuanto más viejo sea? ¿Podría pasarme esto a mí? ¿Ya ha comenzado?

David Cronenberg dijo una vez que en un momento de tu vida, cómo percibes las películas de terror cambiará. Cuando eres joven estás fascinado por lo grotesco, indiferente a la muerte, tal vez incluso te divierte. Como adulto, desafortunadamente has perdido personas, has estado expuesto a la muerte, has experimentado más horrores en la vida real. Este cambio toma el control y hace que lo que realmente me asusta sea más aterrador, más real.

Es posible que Stephen King no aprecie la película de Kubrick (es lo que se dice) y solo espero que algún día pueda sentarse y ver a The Shining como lo que realmente es, una “obra maestra del horror moderno”, y sentirse orgulloso de saber que una historia escribió evolucionó en algo aún más grande, algo incluso más aterrador, una de las películas de terror más inquietantes y atmosféricas de todos los tiempos.

Trailer:

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