Después de tres años de gestación y siembra, por fin se estrenó el sencillo ‘Yo no necesito de mucho’ , probadita cálida y envolvente del maravilloso albúm de Laura Itandehui el cual ya está disponible en todas las plataformas.
Laura es una joven de orígenes oaxaqueños y tampiqueños, que en medio del temporal de lluvias busca cosechar canciones honestas y latentes, con la participación de un exquisito equipo de músicos. La joven comenzó en la contienda musical estudiando violín a los cuatro años y a los veinticinco recién cumplidos ya se había graduado en el ámbito profesional que desempeña desde su adolescencia: el canto.
Aunque ha logrado dominar con estilo propio el lenguaje del jazz, tiene muy claro que no puede ni quiere resistirse a la cultura mexicana; aquel entorno, historia e idiosincrasia que mejor conoce. Por ello hace tres años tomó la decisión de escribir algunas canciones con la excusa fortuita, o quizás intención bien reservada, de presentarse por primera vez como cantautora en una cantina de Ciudad de México.
Entonces Laura ya atesoraba varios temas suyos bajo la manga y la necesidad inevitable de cantar a los cuatro vientos vivencias e inquietudes personales desde la condición hermosa de su propia mexicanidad: mixtura única de amor, desamor, humor, esperanza y nostalgia, entre muchísimos otros ingredientes fundamentales y no menos coloridos.
Este puñado de canciones que le surgían con chispa y naturalidad, como haciéndole honor al significado de su nombre zapoteco Itandehui: flor que cayó del cielo, tenían que ser registradas o capturadas en el tiempo. Por tal razón, Laura se dispuso en definitiva a elaborar un disco que incluyera sus primeras historias musicales, exactamente las mismas que estrenó en aquella cantina chilanga, y que entre risas agradecidas, unas cuantas lágrimas, y varios mezcales, celebraron a su vez las personas dichosas de estar presentes esa noche.
Su álbum homónimo es el testimonio de una artista sincera que interpreta sus primeras canciones y es respaldada por estupendos músicos que no sólo son referentes importantes dentro de la cultura musical mexicana y latinoaméricana, sino que, por si fuera poco, son queridos amigos: Gustavo Guerrero (productor, coarreglista y guitarra), Agustín Bernal (contrabajo), Gabriel Puentes (batería y percusión menor), Roberto Verástegui (piano y órgano eléctrico), Alfredo Pino (fliscorno y trompeta), Diego Franco (saxofón tenor, clarinete y bombardino), Hugo Díaz (guitarra), Martín Urquidi (timbal, calabaza, bongós y cajón peruano agudo) y Chepo Lugo (congas y cajón peruano grave); así como la intervención especial del Mariachi Potros de México de Miguel Darío, la maestra Carmen Serrano (salterio) y los artistas internacionales invitados Marina Sorín (violonchelo) y Nacho Mastretta
(clarinetes).