La tortuga roja es una película en la que podemos apreciar claramente la crueldad y delicadeza de la vida, sin dramatismos ni enfados. Un argumento simple, sin recurrir a un solo diálogo, se nos expone la vida de un hombre que naufraga en el océano en medio de una tormenta. Este individuo logra llegar a una isla solitaria de la que intentará escapar en varias ocasiones. A manera de tremenda reflexión, en cada intento de escape un ser impedirá su partida destruyendo abruptamente la balsa. Franca soledad, los límites entre el sueño y la vigilia, entre la realidad y el buen juicio de un tiempo constante y áspero.
En la mente del espectador aparece la inevitable asociación con los náufragos por excelencia, Odiseo, Gulliver y Robinson Crusoe. De la misma manera que en el corto «Padre e hija» en este film el director Dudok de Wit bosqueja toda la vida de una familia, con sus retos, duelos y alegrías. Ofreciendo una imagen de cada personaje lo suficientemente profunda para sentir con ellos cada acontecimiento, desde lo más banal hasta lo más excepcional. Visualmente encantadora. La película es una coproducción entre Wild Bunch y Studio Ghibli.
Este film cuenta cómo un hombre solo rehace su vida en una isla en medio de la nada. Debido al preciso razonamiento de su guion y al simbolismo de su narración, francamente la historia se eleva a proporciones universales en lo tocante a la relación que el hombre lleva con el medio natural que lo rodea. Un extraordinario film, que nos pone a pensar en la inmensidad y belleza del planeta en el que habitamos. En el film se nos propone a manera de ejercicio intelectual el intentar resolver esta crisis que acompaña al hombre moderno a través de un naufragio introspectivo.
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